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Las eliminatorias de los Playoffs son al mejor de 7 partidos y antes de alcanzar las finales de la NBA hay tres rondas: cuartos de final, semifinales y finales de conferencia. Recientemente Sotheby’s vendió una camiseta de LeBron James, la del séptimo partido de las Finales de la NBA de 2013, por 3,7 millones de euros. Un mes después se vieron las caras en la cancha otra vez, y LeBron James fue superado una vez más por el campeón de anotaciones T-Mac, quien registró un récord de 8 triples en una mitad (consecutivos), fallando solo dos triples posteriores para finalizar con 36 puntos en 25 minutos de acción. Un ocho veces All-Star, Cowens promedió 17.6 puntos y 13.6 rebotes en su carrera. Chamberlain es el único en la historia de la competición en promediar al menos 30 puntos y 20 rebotes por partido en una temporada, un logro que alcanzó en siete temporadas consecutivas. Han ganado los últimos diez que han jugado, todos por al menos diez puntos, y tiene el mejor ataque de la NBA: 121, 3 de rating ofensivo, cerca del mejor de la historia que establecieron (123,2) los Celtics de la pasada temporada. Por lo tanto, el equipo con el mejor récord de temporada regular en la liga tiene garantizada la ventaja de jugar en casa en cada serie que juegue.

Sotheby’s subastó una camiseta firmada de Kobe Bryant, que la estrella de los Lakers utilizó durante en 25 partidos durante el curso 2007-08 en la que logró su único MVP de la temporada en la NBA. Venden una camiseta de Kobe Bryant por 5,8 millones: ¿Por qué es la tercera más cara de la historia del deporte? Poco o muy poco que añadir a que los actuales San Antonio Spurs son una de las familias ganadoras más importantes de la historia del deporte. Una idea que hasta ahora nadie había expresado en público. Y ya para acabar también ponemos a tu alcance un foro de apuestas, así como instructivos y consejos útiles y seguros desde el momento de la inscripción hasta al momento de apostar en las casas de apuestas. El propio Smith promociona esas camisetas desde las redes sociales. El Periódico As ha sabido aprovechar esta tendencia implementando aplicaciones móviles y presencia activa en redes sociales.

Dallas Mavericks lo llevó a un 10 de 23, Chicago Bulls a 19 de 31, los Clippers a 13 de 22. Poco o nada parecía importarle la argucia a O’Neal pues pese a sus bajos números el equipo seguía ganando y tan solo en contadas ocasiones aquella treta tenía efecto en el marcador. Los Warriors, el finalista, ganaron poco más de 4 millones aunque llegaron a la Final con más amasado en playoffs (partían como cabezas de serie del Oeste y los Raptors como segundos del Este): 1,74 por 1,64. Los Bucks, mejor equipo de la Regular Season y finalistas del Este, acabaron en 2,32 millones. Los partidos consistían de cuatro periodos de diez minutos cada uno o de tres cuartos de quince minutos, eligiendo el equipo de casa uno de los dos formatos. Todo ello con la seguridad que brinda el hecho de que es válida por tres años y tres meses a partir de la fecha de compra, pues permite cambiarlas sin límite durante ese periodo. Feos son,pero bueno, mientras a el le signifiquen cada uno algo, pues perfecto,lo malo,es que se los haya hecho,sólo por decir «estoy tatuado entero»,eso es lo peor. Pero vamos, es que todo el tatuaje sigue el mismo patron, con trazos irregulares, diseños horribles, y técnicas asusentes.

Asi que tomale la palabra. Muchas leyendas del deporte han logrado llevar a la eternidad el número que le acompañó a lo largo de su carrera. Por un lado hay que tener en cuenta la inestable situación del mundo del entretenimiento, que desde la irrupción de las plataformas de streaming pisa terrenos pantanosos, y el deporte es de los pocos contenidos seguros y consistentes. Que tatuajes mas malos, Os habéis fijado en las caras? Ingles se está recuperando de un desgarro del ligamento cruzado anterior que sufrió el 30 de enero, su último partido con el Utah Jazz. Además, en caso de que pasen siete minutos de un cuarto sin que se pida ningún tiempo muerto, la organización del partido posee la potestad de parar el encuentro. Durante los primeros cuatro años en Filadelfia, los Sixers jugaron en el Arena and Civic Center-Convention Hall, salvo un ocasional partido en The Palestra perteneciente a la Universidad de Pensilvania.